El avance tecnológico de los últimos años ha permitido a la comunidad internacional desarrollar una serie de plataformas de datos en forma geoespacial para dar seguimiento en forma periódica a la pandemia.
Una de las primeras en hacerse pública fue la de la Universidad Johns Hopkins:
En Chile también se han desarrollado varias plataformas, entre ellas las de las universidades de Chile y Católica, así como la del Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT-IDE Chile) :
Un repositorio de las mismas ha sido elaborado por el Grupo de Observación de la Tierra (GEO), en cuyo sitio web se pueden acceder a distintas plataformas internacionales y nacionales. La del SNIT-IDE Chile está incluida en este repositorio.
La Agencia Espacial Europea (ESA) ha implementado la plataforma RACE (Rapid Action on COVID-19 & Earth observation), que permite a las instituciones de la Unión Europea analizar el impacto de COVID-19 y monitorear la recuperación, integrando las imágenes de observación de la Tierra con aplicaciones de inteligencia artificial. Así pueden evaluar impactos medioambientales y evolución en la economía y la sociedad.
Igualmente, se han desarrollado otras aplicaciones para hacer seguimiento casi en tiempo real de información sobre el desarrollo de las vacunas, tal como el del sitio: https://covid19-vaccine-tracker.com
Como se puede apreciar en este sitio, los tipos de vacunas que se están desarrollando se dividen en 8 categorías (descripciones en inglés):
El desarrollo de una nueva vacuna se divide en 5 etapas:
Como se aprecia en los gráficos anteriores, la competencia está entre 9 Estados: EEUU, Canada, China, Rusia, Reino Unido, Alemania, Japón, India y Francia.
La vacuna más adelantada, en fase 3, es la de la University of Oxford, Inglaterra:
- Platforma: Non-Replicating Viral Vector
- Grupo de prueba: 10,260 adultos y niños.
Según la opinión de expertos, un proceso expedito, con buenos resultados y sobre la base de partenariados publico-privados, podría introducir la vacuna en el mercado en 12 a 18 meses.
Para ello se deben cumplir varias condiciones, tales como:
- Confirmar que la vacuna es segura y no tiene fuerte efectos adversos.
- Demostrar en los ensayos clínicos que la vacuna entrega una respuesta inmunitaria que protegería a las personas de enfermarse nuevamente.
- Poder producirla a gran escala con miles de millones de dosis potenciales.
- Contar con la aprobación de los entes sanitarios y reguladores de medicamentos.
- El desafío logístico de inocular a la mayoría de la población mundial.
- Superar la disyuntiva si sera una vacuna universal o sujeta a restricciones de licencias/patentes o no.
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